24.3.09

No se puede existir sin leer a Flaubert...


No cabe más duda, debo rendir culto a Gustave, porque los cuentos no fueron nada comparado con su Madame Bovary...

...los discursos exagerados que ocultan afectos mediocres; como si la plenitud del alma no se desbordara a veces por las metáforas más vacías, puesto que nadie puede jamás dar la exacta medida de sus necesidades, ni de sus conceptos, ni de sus dolores, y la palabra humana es como un caldero cascado en el que tocamos melodías para hacer bailar a los osos, cuando quisiéramos conmover a las estrellas.


Seguiremos tocando melodías para hacer bailar a los osos, aunque nuestro destino hayan sido las estrellas...