Por recordar si recuerdo, hubo muchas noches malas en la vida.
En Macondo podemos abrir las puertas a lo venidero, a la fruit company, a los saltimbanquis y a los inventos de Melquíades.
El cabalgar en los desiertos del pensamiento me ha llevado a escribir lo que hoy escribo, me ha llevado hoy a pensar en esos momentos en los que me he parado a pensar cuantas veces he mandado al garete todo. Y he solicitado un permiso al pensamiento para descansar.
Luego he sentido ansias de llorar. Estas épocas reabren el dolor que se ocasionó antaño. Una vez le dije a alguien que había heridas que tardarían en sanar. Y no me escuchó, se marchó de mi vida inventandóse la suya y aún pienso si se acordara de comprender...
Reabrir no sirve para taponar. Y sueño muchos días en alcanzar a olvidar términos del diccionario que no me ayudan a seguir. Supongo que hay que aceptar los diluvios, las tristezas melancólicas y los daños del vendaval.
Por recordar si recuerdo, hubo muchas noches malas. Sin embargo, voy a cansarme de obviarlas y disiparé en el aire aquéllas de las que no he hablado, las buenas.
Es como cuando logras conrear unas cebollas en la azotea, en un cuenco verde y sin tener ni idea de horticultura y luego añades las ansias de que alguien diga concepto, conceptual, concepción y conciencia. Espera a que todo se mezcle cuando anochece. Falta Hegel, lo sé, pero las noches buenas se pasan en familia. Y mi familia apareció un 14 de Abril.
En Macondo podemos abrir los abrazos, las aberturas y los abridores. Podemos cerrar las cerraduras, los cerrojos y los cercados. Si Macondo existiera, que existe, tendríamos una noche para decir lo que nos diera la gana.
Espero vuestras noches aquí en los comentarios ;) si alguien quiere poner algo obsceno le dejo pero allá él con sus debilidades eh!
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1 comentario:
Ojalá existiera ese lugar llamado Macondo... Tú lo has encontrado, yo no lo encontraré...
Algo obsceno? Teta, culo, pis!
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