Mi hermano todos los fines de año me recuerda que es el día de las narices y el de los orejones. Tantos días del año quedan, tantas narices y tantas orejas. Supongo que no me cansaré nunca de oirle decir eso, señal de que sigue tan feliz como desde el primer momento en que lo conocí.
Cuando uno deja de hacerse cruces por todos y tachadas en los escritos o borrones en las cuentas se llega a la conclusión que está empezando a descansar, que se ha quitado algo pesado. Sólo ligera, según Celaya. No quisiera alargarme en este último escrito dosmilseisero...
Quisiera dejaros una última poesía del camarada Maquinista la cual publico sin su permiso, espero que no se me enfade. Que disfruten el día de las narices con mucho cariño, porque siempre hay alguien que te recuerda por qué vives el primero, los trescientos y pico días o el último día del año...
La vida me trajo a ti:
Qué bien que superase
las desilusiones,
¡Cómo celebro ahora
los adioses y los noes!
y me asombro al sentir
que los sinsabores de ayer
los recuerdo casi como leche y miel
y me río de mí
porque lo conseguí,
la vida me trajo a ti.
las desilusiones,
¡Cómo celebro ahora
los adioses y los noes!
y me asombro al sentir
que los sinsabores de ayer
los recuerdo casi como leche y miel
y me río de mí
porque lo conseguí,
la vida me trajo a ti.
4 comentarios:
Me ha encantado tu blog !
Ya sabes que estás invitada a venir al CLUB cuando quieras...
Saludos y... ¡Larga vida a Macondo!
Hola!!
Muy bello tu escrito pseudonavideño. Tú representas más que nadie lo que deberían ser unas fiestas navideñas sin hipocresía, populares y ateas, con amor y bondad.
Y el poema teleológico del camarada Maquinista es muy bonito y romántico también.
Un fuerte abrazo y a ver si nos vemos pronto!!
Polla dura no cree en dios
Vamos... de una inteligencia tu comentario, seas quien seas...
Publicar un comentario