23.3.07

Adiós, adiós

Abandonaba así cualquier posibilidad de reconciliación con cualquier pena recóndita. Dijo me voy y no tuvo reparo en irse. Cerró su puerta y se fue a andar. Tenía muchos nombres pero la llamaremos Fermina. Parecía olvidar los cálidos abrazos, solía abrir la sonrisa con una mueca y después besar cerrando los ojos. Debía regresar los miércoles y regresaba los jueves, sin paciencia ni conciencia. Abandonaba así cualquier posibilidad de reconciliación. Decía adiós a las penas, decía adiós sin querer nunca despedirse. La melancolía y sus raíces. ¿Creen que se tiró al mar?

2 comentarios:

Txiqui dijo...

Creo que siempre estuvo en el mar...

Edmundo V dijo...

Se lanzó al mar y cuando se dio cuenta caminaba sobre él sin hundirse...