Abandonaba así cualquier posibilidad de reconciliación con cualquier pena recóndita. Dijo me voy y no tuvo reparo en irse. Cerró su puerta y se fue a andar. Tenía muchos nombres pero la llamaremos Fermina. Parecía olvidar los cálidos abrazos, solía abrir la sonrisa con una mueca y después besar cerrando los ojos. Debía regresar los miércoles y regresaba los jueves, sin paciencia ni conciencia. Abandonaba así cualquier posibilidad de reconciliación. Decía adiós a las penas, decía adiós sin querer nunca despedirse. La melancolía y sus raíces. ¿Creen que se tiró al mar?
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2 comentarios:
Creo que siempre estuvo en el mar...
Se lanzó al mar y cuando se dio cuenta caminaba sobre él sin hundirse...
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